Dedicado a la consagrada pintora ,conciudadana y amiga V.Lodeiro a la que debo (aparte de momentos artísticos de envergadura) haber enriquecido mi vocabulario con esta expresión tan autóctona como peculiar.
¡150 euracos del ala!,me había clavado el obeso matasanos para,!¡eso sí!,acertar de pleno en mi diagnóstico: "estás POCHI-POCHI",me dijo tan pancho mientras sonreía bobamente.
Ya llevaba yo unas semanas alicaido,sintiendo un desparrame propio de una anciana anoréxica apaleada hasta la extenuidad;y deseando recuperar mi condición física habitual (que aunque nunca había sido gran cosa-soy escualido vocacional-podía al menos atarme los zapatos de muñequito sin tener que sentarme en el suelo) leí la receta del licenciado con avidez,en la busqueda de soluciones para mi desidia vital de robaliza.
La receta me recomendaba 3 cositas fundamentales: ducharme a conciencia y todo,cambiar de imágen en general y de peinado en particular,y "salir a por chorbas orondas sin conocimiento ni temor de Dios por esos bares pintorescos de nuestra España".
Preparado convenientemente (con unas nada discretas mechas,embutido en una camisa a cuadros rojos y negros haciendo juego con unos botines de igual guisa,y con una visera de propaganda de "PIENSOS SOTO" echada gilipollamente hacia atrás)me sumergí en la noche dispuesto a comerme el mundo y recuperar mi maltrecho estado emocional de todo a cien.
Hora y media después,tras abrevar-con la acidez que me caracteriza-5 ron-colas de garrafón,le entré "a saco Paco" a una exuberante rubia que en la barra de un local con wifi contoneaba su orondo culito mientras apuraba su copa de whisky de malta...
Y así,entre lerdas palabritas de embaucamiento y babosos acercamientos cárnicos,fué pasando el tiempo tan rápidamente buceando por las brumas del alcohol,que cuando quise darme cuenta me sorprendí en el catre de la rubia muslosa agotado por el consabido trajín lúbrico y compartiendo un cigarro con ella...
...Lo que a continuación sucedió fue algo que cambió mi vida para siempre y de un modo traumático...Una simple despedida aclaró definitivamente el asunto, aunque-paradójicamente-ensuciándolo todo aún más:
-"Adios POCHI-POCHI" me dijo la interfecta con sorna olímpica.
-"Adios...DOCTOR",añadí yo (casi sin fuerza) mientras caminaba presuroso,tembloroso y ojiplático hacia la puerta.
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